viernes, 4 de julio de 2014

Muller, un jugador de los de antes





Muller tiene aura de jugador vintage. No hace de la estética su seña de identidad ni del adorno su virtud. No es de plástico. Es sobrio y eficaz. Como Alemania. Mirada franca y gesto serio. No se complica, la eficiencia como forma de existencia. Es un jugador en blanco y negro. Parece haber sido sacado de un partido de los años 70 y arrojado en 2014. Resulta añejo.


No es el ideal de aquellos románticos y finos paladares que reducen el fútbol a la belleza visual. Se pasa lo estético por la cuenca del Rhur. Se sabe superior y como tal actúa. Su fútbol no seduce. No despierta a la imaginación. No es rápido, no es un gran pasador ni tampoco un detallista definidor. Sin embargo, es el jugador más importante de la selección alemana. Ocupa prácticamente todas las zonas del campo. Desmarques que desorientan a defensas impávidas ante la ferocidad de un alemán. Al no tener una posición concreta puede aparecer por cualquier lado. Puñaladas certeras que definen los partidos. Nueve goles en dos Mundiales.


Muchos aún se preguntan por qué Guardiola le marginó en las semifinales frente al Real Madrid de la pasada edición de la Copa de Europa. A jugadores como Muller los quiero siempre en mi equipo. Dispuesto a dejarse todo en el campo en beneficio del conjunto. Die Mannschaft ya tiene otro Torpedo. Si Gary Lineker dijo aquello de“El fútbol es un juego simple: 22 hombres corren detrás de un balón durante 90 minutos y, al final, los alemanes siempre ganan”, era por hombres como el del Bayern de Munich. Porque Muller no se rinde, lucha y casi siempre vence.Thomas Muller, otra precisa creación de la ingeniería alemana.


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