246 partidos y 252 goles después, Cristiano Ronaldo cumple cinco años como jugador del Real Madrid. En este lustro, ha conseguido dos Copas del Rey, una Liga, una Supercopa de España y como no, la Copa de Europa. Además, ha obtenido algo que vale más que cualquier mero título. Ha sido capaz de alcanzar la grandeza. El trono de hierro es suyo. Cristiano Ronaldo es el rey del Real Madrid. Vestido de seda blanca recorre Europa enseñando el poder de su reino. Cual épico rey se enfrenta a sus enemigos en primera línea de batalla. Dignifica su reinado y enorgullece a su pueblo. Como los reyes de antes.
Sin embargo, el máximo premio conseguido por el luso ha sido el Balón de Oro. En mi opinión, debería fundirlo y hacerse una corona con el preciado metal resultante y lucirla cada fin de semana por los rincones del país. Pero creo que no se permite el uso de halos dorados en la práctica del fútbol. Habría que plantearlo.
En estos cinco años, Cristiano Ronaldo también ha madurado. Llegó a la capital española siendo el jugador más caro de la historia. Su presentación, fue digna de la coronación de un faraón. Él se creía el mejor del mundo e intuía que su fichaje por Real Madrid era la unión entre dos deidades que se necesitan la una a la otra para alcanzar la gloria. Era cierto, pero el camino iba a ser mucho más difícil de lo que él pensaba.Todo era idílico hasta que descubrió que enfrente tenía a un pequeño rosarino llamado Leo Messi. Y a un conjunto entrenado por Pep Guardiola. Le tocaba luchar contra el rival más duro que jamás haya visto el mundo del fútbol. Un reto así, o te mata o te encumbra. Su enfrentamiento con el argentino ha sido encarnizado. ¿Se imaginan creerse el mejor a algo y de pronto, darte cuenta que existe una persona que es mejor que tú?. Para un ego como el de Ronaldo debió de ser duro. Todos recordamos su cara el día en el que a Messi le entregaron su cuarto Balón de Oro.
Pero esa pugna le ha ayudado a crecer. A superarse a sí mismo cada día. A entrenarse más y más en pos de llegar a superar un día a Messi. Un monstruo competitivo. Ayudar a su equipo a alcanzar su anhelo más grande. Su obsesión más frustrante. La Décima. Y Cristiano consiguió ambas. Le arrebató el Balón de Oro al argentino y fue la pieza fundamental en la consecución de la Copa de Europa con la espeluznante cifra de 17 goles en 13 partidos.
Esta historia de simbiosis entre el Real Madrid y Cristiano Ronaldo no ha acabado. Ocupará el trono varios años más. Lo que consiga es una incógnita. Lo dado al madridismo es inalcanzable por el resto de los humanos. Ya es el mejor jugador de la historia del club más grande de la historia. Y eso, te convierte en inmortal.
Gitanos Portugueses
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